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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



miércoles, 3 de mayo de 2017

¿QUÉ ES LA MÁQUINA DE GUERRA? LA FILOSOFÍA DE DELUEZE-GUATTARI



El concepto de máquina de guerra es un concepto muy importante desarrollado por Deleuze-Guattari en sus estudios conjuntos de los dos tratados de psiquiatría y capitalismo, El Anti Edipo y Mil Mesetas, en el primero se define el concepto de máquina deseante[1]  y en el segundo el de máquina de guerra[2]. La máquina de guerra es un concepto en extremo práctico y concreto, que tiene la perspectiva militante y clínica de Guattari aunada a la perspectiva heterodoxa de lo que Deleuze entiende como no-filosofía[3] en la filosofía, los dos aspectos que nos permitirán entender el alcance de esta simbiosis son el deseo y la afectividad, que trataremos en este apartado.

A la pregunta de Clare Parnet en torno al deseo: «[...] Con Félix Guattari, muestra la importancia del deseo y su aspecto revolucionario frente a toda institución, incluida la psicoanalítica» (…)¿qué era exactamente el deseo –considerando la cuestión con la mayor sencillez– en tiempos del Antiedipo?[4]

Y  Deleuze responde en términos de la no filosofía en la filosofía, hablando de los elementos no filosóficos en el deseo o en cualquier concepto, que son como las piezas de una máquina -prefigurando la cuestión del constructivismo de un problema o problemática que implica un concepto como su solución, y desarrollará junto a Guattari en ¿Qué es la filosofía?.  

… cuando uno hacía un libro era porque pretendía decir algo nuevo. Bueno, pretendíamos que, de una manera u otra, la gente hasta entonces no había comprendido bien lo que era el deseo, es decir, llevábamos a cabo nuestra tarea de filósofos: pretendíamos proponer un nuevo concepto de deseo. Pero, con los conceptos, la gente no tiene por qué creer, si no hace filosofía, que un concepto es muy abstracto, sino que, por el contrario, remite a cosas sumamente sencillas, sumamente concretas, como veremos. No hay concepto filosófico que no remita a determinaciones no filosóficas, es decir, es muy sencillo, muy concreto. En fin, queríamos decir lo más sencillo del mundo: «Hasta ahora habéis hablado abstractamente del deseo porque extraéis un objeto que se supone que es el objeto de vuestro deseo». De ahí que se pueda decir: «Deseo a una mujer; deseo irme a..., hacer tal viaje; deseo esto o aquello». Mientras que nosotros, decíamos algo verdaderamente sencillo, sencillo, sencillo: «No deseáis nunca a alguien o algo, deseáis siempre a un conjunto». No resulta complicado. Y nuestra pregunta era: «¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre los elementos para que haya deseo, para que se tornen deseables?». Es decir, yo no deseo a una mujer –me da vergüenza decir cosas así–, lo ha dicho Proust, y en Proust es muy hermoso: no deseo a una mujer, deseo a su vez un paisaje que está envuelto en esa mujer, un paisaje que puedo no conocer, y que presiento, de tal suerte que, si no despliego el paisaje que ella envuelve no estaré contento, es decir, mi deseo fracasará, mi deseo quedará insatisfecho. Y aquí tomo un conjunto de dos términos: «mujer – paisaje», pero se trata de algo completamente distinto. Cuando una mujer dice: «Deseo... un vestido; mira, deseo eso, tal vestido o tal blusa», es evidente que no sea ese vestido o esa blusa en abstracto, sino que la desea en todo un contexto, que es un contexto de su propia vida, que ella va a organizar el deseo en relación, no sólo con un paisaje, sino con gente que son sus amigos, o con gente que no son sus amigos, con su profesión, etc. Yo no deseo nunca algo y nada más; así  mismo, tampoco deseo un conjunto, sino que deseo en un conjunto…[5]

El concepto máquina de guerra[6] es inicialmente propuesto por Guattari en el texto Máquina y estructura, (en parte inspirado explícitamente en el libro Diferencia y repetición[7]) contenido en el libro Psicoanálisis y transversalidad (1972), que como mencionamos en el capítulo anterior fue revisado y corregido por Deleuze; texto en el que Guattrari confronta las concepciones del psiconálisis freudeano y lacaniano, en provecho de una concepción “maquínica” del inconciente que implica una dinámica materialista y política, en la cual, los individuos y los grupos funcionan como máquinas[8] con partes que son piezas que se articulan entre sí para estructurar nuevas o desconocidas partes del individuo o el grupo, y en el límite, generar nuevos tipos de cuerpos y de grupos, más libres y menos fascitas[9]. Y por ello, en la obra escrita junto a Deleuze el concepto de máquina de guerra tiene fuertes efectos y relaciones con el deseo y los afectos, pues mezclando las concepciones psicoanalíticas y psiquiátricas de Guattari con el materialismo vitalista de Deleuze, la máquina de guerra se sitúa en la problemática práctica de la conducta pero también, y sobre todo, del inconciente y de los afectos, como su motivación o causalidad.

En los términos del deseo y la afectividad, el nuevo nómada que conciben Deleuze-Guattari, será una especie de artista, que recuperará las características de un guerrero que lucha contra quien busca someterlo, capturarlo sometiendo tanto su voluntad como sus afectos, y lo hará, con las armas de sus deseos y sus sentimientos convertidos en signos que se oponen, sobre todo desarticulando-desterritorializando, primero las codificaciones-axiomáticas estatales, para en un segundo momento proponer, crear, o recuperar otras formas de desear y de sentir, individual y colectivamente, nuevas codificaciones de signos alternas a la dinámica capitalista...

Félix-Guattari-Experimentador-Filósofo-Explorador Urbano-Conspirador


Félix Guattari fue un experimentador y visionario de las humanidades, la política y la crítica al capitalismo. Mezcla entre pensador renacentista, explorador urbano, científico- activista y conspirador, se involucró en diferentes dominios del conocimiento como farmacología, psiquiatría, psicoanálisis, geografía, biología, filosofía, literatura, ecología, antropología, semiótica…

Guattari acompañaba su actividad experimental de investigación teórica con una praxis tan intensa como variada, como director de la clínica psiquiátrica experimental de La Borde, impulsando grupos de investigación o participando en algunos de los movimientos políticos más importantes del momento.

Pierre-Félix Guattari nace el 30 de marzo de 1930, en el contexto de una familia con raíces italianas.[1] Su padre fue un excombatiente de la primera Guerra Mundial y croix de feu, empresario siempre en busca de un negocio capaz de darle una vida cómoda a su familia hasta que pone una pequeña fábrica de chocolates que se lo permite, adicto al juego y sorprendente autodidacta del piano que es capaz de interpretar una pieza con sólo escucharla; su madre, Jean Paoli era una mujer afecta a la literatura y las artes, que en palabras del propio Félix Guattari, tuvo gran influencia en él, su hijo menor, al proyectar su pesar por no haber tenido una hija, que lo hizo un niño tímido, encerrado en sí mismo, “casi femenino”[2]...


Guattari en el tren subterráneo de Tokio, que es el más grande del mundo