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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



miércoles, 5 de marzo de 2014

Materialismo Histórico y Poesía


El materialismo histórico es nieto de otros pensamientos. Nació con una sonrisa insolente en los labios frente al ingenuo y arrogante tiempo del progreso. ¿Hacia dónde vamos? ¿Necesariamente hacia lo mejor, hacia el perfeccionamiento del hombre? El materialismo histórico nació adolescente en la pluma de un poeta redimido, siempre crítico, burlón y hedonista, su arrogancia era de otro tipo, escéptica frente a los crédulos, fanáticos e ignorantes. De los sacerdotes y sirvientes de la corte al grotesco burgués. Y no podía ser de otro modo, partir de la materia es basarse en el cuerpo, en los sentidos, ahí donde el testimonio de la vida concreta no permite mentir ni ser engañado. Vivir se convierte en el método por excelencia, los viejos ortodoxos le llamaron praxis pero antes fue poyesis y arete, el materialista se construía así mismo, no solamente dándose forma sino sobre todo un contenido: haciéndose un alma.

El materialismo trata sobre la vida: producir y reproducir la vida, al mundo y al hombre. Producir los sentidos y con ellos la percepción, el pensamiento. Por lo tanto, una ciencia, un pensamiento, una poesía materialista no puede soslayar esta noble labor. Y los instrumentos para hacerlo son un legado y una invención, sería ingenuo pensarlo de otro modo, una ilusión moderna, un dogma: la materia no se destruye. Existe la continuidad sin la cual no podría existir el cambio, y el poder de la ignorancia tiene la necesidad de interrumpir ciertas continuidades y perpetuar otras, hacernos creer absolutamente novedosos y conservadores cuando le conviene, haciéndonos encarnar así sus valores ya podridos.

Qué cosas se están por inventar y qué por reencontrarse es algo no decidido en el infinito de la rugosa realidad, pensar que sólo habremos de reencontrar es tan pobre como pensar que sólo podemos inventar, una pobreza respecto al futuro y la otra respecto al pasado, cuando el presente es un haz de luces y energías infinitas. Somos el testimonio del infinito y la abundancia de los posibles.