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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



martes, 19 de febrero de 2013

EL PUEBLO Y LA TIERRA DE LA POESÍA


La poesía materialista ha de ser poyesis y praxis o no será. Y de existir su poética, también materialista, se ocupará de la realidad que siendo infinita comprende lo existente y lo posible: el mundo real que como un vaso estrangula el alma de los hombres; pero sobre todo, los infinitos mundos posibles que la imaginación es capaz de concebir, y donde ser(í)á posible nuevamente respirar la vida.

Si la poesía (el arte) es poyética es porque crea-produce mundo. Y para el hombre su mundo es espacio vital, territorio y cuerpo. Entonces, la poesía produce si no la vida sí las formas de la vida, o para ser más precisos, los modos de vivir. Y entonces, la poesía y el arte adquieren el carácter de Ética al producir la interioridad del hombre, la casa que se habita (el ethos), el viejo sueño de los griegos y los románticos de convertir la vida en una obra de arte. Algo dramáticamente necesario en este tiempo pleno de confusión y muerte.

Ahora bien. ¿Qué clase de territorio y cuerpo, de mundo, ha de ser aquel que la poesía  es capaz de producir? ¿Uno irreal? ¿Uno ilusorio? La respuesta es dada en función de cómo concibamos a la literatura y los elementos con los que produce. Si la literatura solamente produjera con palabras su mundo no sería más que un discurso que no puede pasar de ser un "bello" discurso. Pero si entendemos que la poesía produce con estados del cuerpo y el pensamiento, con imágenes e ideas que conllevan sentimientos, pasiones, sensaciones y percepciones (aiestesis: lo sensible), entonces, lo que entra en juego es la determinación del cuerpo y la propia vida, el modo en que vivimos y como actuamos, ya que tanto el pensamiento como el cuerpo se van articulando en función de la regularidad y continuidad de sus estados.

La poyesis de las palabras muestra la importancia del pensamiento, las imágenes y los estados emocionales, una dimensión fundamental de lo humano pues todos y todo el tiempo estamos imaginando no solamente para entretenernos como se cree, de una forma por demás vulgar, sino que lo hacemos -imaginamos- al conocer, pensar,  recordar, desear; pero sobre todo, al actuar o no actuar, en función de lo que imaginamos son las cosas. En esta situación fundamentalmente vital la literatura es un instrumento extraordinario para imaginar y la poesía el arma por excelencia para hacerlo en las circunstancias más importantes de la vida, como desde la antigüedad dan testimonió las prácticas de los hombres en la mitología, la religión, las tradiciones y la magia, ámbitos donde se ha jugado el sentido y sobrevivencia de las comunidades y se han resuelto en los términos de la palabra poética.

La respuesta de qué clase de mundo es capaz de producir la poesía desde la  perspectiva de la poyesis se dice en plural y versa sobre lo posible: lo que produce la poesía es el conocimiento y la experiencia virtual de posibles modos de vida y nuevos mundos.