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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



sábado, 17 de marzo de 2012

Benjamin es el Ángel de la historia

La polémica en torno al uso o asimilación de la teología por parte de Walter Benjamin, es un signo mayúsculo en el sentido de su obra. La Tesis I de Tesis sobre el concepto de historia, es críptica y enigmática. Pues el escenario en que ubica la situación es una feria, ya que el autómata jugador de ajedrez es un espectáculo de feria, un engaño. ¿Cuál es el engaño? ¿En que feria nos ubica Benjamin? ¿Se trata de una crítica mordaz del mundo intelectual, de la historia positivista, de la teoría política, de la religión, de la teología, del marxismo dogmático?

Qué es lo que apenas sugiere Benjamin: la más intensa profanación de la religión judeo-cristiana, puesto que la afirmación de que el Mesías somos todos puede ser leída como tal; la crítica radical al dogmatismo positivista ingenuo que hereda el marxismo en su supuesta cientificidad; la metafísica al interior del marxismo y las ciencias humanas; el valor del pensamiento teológico. 

Las lecturas se cruzan y se oponen en una intensa tensión, como la de las constelaciones que concibe: una colección de conceptos de los más diversos contextos cuya heterogeneidad produzca una tensión evidente que le de sentido. De la mera que sea, Benjamin consigue varios de sus cometidos: cuestionarnos acerca de la forma historicista, positivista, le llama él, de hacer historia; la impronta fundamental para el materialismo histórico, para la Revolución, de concebir una nueva metodología y teoría de la historia; ser el dramático testigo que es capaz de tener la visión, el diagnóstico real y la prognosis, de la atroz época en que le toca vivir.


El uso reiterado de términos teológicos en los contenidos más importantes de su teorización nos hacen atisbar la reivindicación de la teología en su parte emancipatoria, pues con Benjamin (así como con Maimónides o Spinoza) nos damos cuenta de que existe. Cómo pensar que cuando habla de redención, Mesías, tiempo mesiánico, fuerza mesiánica, o incluso del Anticristo como las fuerzas que encarnan los vencedores de la historia y sus herederos, se esté burlando o solamente profanando, al contrario, se trata de los momentos más intensos de la apuesta teórica de Benjamin. En ese sentido ocupémonos por un momento de la categoría del ángel de la historia...